domingo, 10 de abril de 2022

Alas de mariposa, de Juanma Bajo Ulloa

 (Escrito en 2013)

Una historia de terror cotidiano. Posiblemente una de las películas más perturbadoras que haya visto en mi vida, demuestra que para infundir el miedo y causar el estremecimiento y el escalofrío no hacen falta monstruos, ni efectos especiales, ni violencia (porque aunque la película sí contiene escenas violentas, en realidad no se aprecian como tales). Tan solo contando una historia desde un prisma aséptico, frío, que incluso de alguna manera puede considerarse inanimado. En este sentido, podría equipararse a la genial obra literaria de Albert Camus, El extranjero. Es como si pasara lo que pasara, los personajes siguieran su día a día sin mostrar los sentimientos: están internalizados de tal forma que no repercuten en la vida cotidiana, o si repercuten, no tienen efectos directos: como si estuvieran aislados por un cristal que impiden a los demás, como pueden ser los espectadores, apreciar su verdadera situación, y por tanto, sentir por ellos compasión o empatía. Como escribía Sartre para explicar el impacto en el lector de El extranjero: es como si viésemos a alguien hablar por teléfono en una cabina, sin poder escucharlo, y por añadidura tampoco, entender lo que hace. Nos sentimos alejados, incapaces de ponernos en la piel del otro, inanimados (o viceversa). Definitivamente y sin duda, pienso que éste es el gran acierto de la película, y que además es deliberado: hacer que el receptor en ningún momento se sienta cómodo, que no pueda entender las acciones de los personajes. Los paralelismos entre la novela y el largometraje me parecen más que evidentes, siendo los argumentos y los protagonistas y las situaciones distintos, también el giro final, no así la técnica que promueve y reverbera el estupor. Porque sendos finales de ambas obras causan una especie de malestar, un asombro conmocionado; sin embargo en una -El extranjero- es porque te echan un cubo de agua helada encima, y en la otra -Alas de mariposa- es porque te ves atrapado para siempre en un laberinto.

La trama (a partir de aquí va a surgir algún destripe) se divide en dos partes claramente diferenciadas en el tiempo; no en lo que se pretende reflejar. En la primera parte se nos muestra atisbos de la vida de un marido bonachón aunque extremadamente pusilánime y su mujer que está enfermizamente obsesionada con tener un hijo varón, a pesar de que ya tiene una hija pequeña. Especial hincapié se hace en mostrar la extraña y trastornada relación existente entre la madre y la hija: entran escalofríos. Una vez se vuelve a quedar embarazada la relación entre ellas se hará más tirante, distanciada, trastornada y compleja, efecto que se incrementará una vez nazca por fin el ansiado hijo varón. Todo esto, como ya he comentado, con un halo y un clima de terror, ayudado también, aparte de por las actuaciones y acciones, por los efectos musicales. Por supuesto: el padre se muestra en todo momento incapaz ya no de solventar la situación, sino de ver que hace falta arreglar la situación. Y si lo ve, está totalmente acobardado. En la segunda parte del film se da un salto en el tiempo: la niña, Ami, de Amanda, ya es toda una adolescente. No cuento más porque lo mejor es verlo y sentirlo por uno mismo.

Ésta es una sobresaliente película macabra, perturbadora, sombría, terrorífica. No sólo no deja indiferente, sino que causa mal cuerpo. Y sí... también muestra ideas, destellos, reflejos, etc. que invitan a pensar y reflexionar.

PD- Aviso para navegantes: la película es algo lenta. Excelente, por otra parte.

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