domingo, 23 de junio de 2019

Kodachrome, de Mark Raso (2007)



Lo sé, es una peli pretenciosa, sentimentaloide, ñoña, ilusoria, cándida, previsible y demás epítetos que se le quieran añadir. Pero me ha gustado. Y me ha emocionado por momentos, como buen bobo que soy. No la considero una gran obra y probablemente no la recomendaría así como así, pero merece mi aprobado (vamos que da para lo que da, pero aún así...). Porque a veces también necesitamos sentirmos reconfortados, pensar en que las cosas saldrán bien, que la vida dará un giro y serás capaz de redimirte del pasado, mirando hacia el futuro con momentos de felicidad compartida. Y esto es precisamente lo que te ofrece este largo, que con un ritmo lento y algún toque humorístico y tierno, consigue captar la atención.

Y por si ello no fuera suficiente, la banda sonora es ejemplar. Sólo por descubrir a un grupo superlativo como Galaxie 500 ya ha merecido la pena.

                                           


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