viernes, 22 de abril de 2011

El ojo, de Vladimir Nabokov

Como viene siendo habitual en los libros de Nabokov, siempre me salto los prólogos del propio autor, escritos años después de las novelas, que siempre te desgranan parte de la historia. No lo hago porque considero que sea fundamental no conocer de que trata la historia (me encantó Trainspotting de Irvine Welsh, leído tras haber visionado la película de Danny Boyle en dos ocasiones), sino porque la incertidumbre del libro, el desconocimiento total o ligeramente parcial, empujan, al menos en mi caso, a agarrar el libro con más ganas. No obstante, reconozco que una ligera reseña siempre viene bien, para saber a grandes rasgos, de qué va a tratar. Con Nabokov creo que da igual, es un autor (artista) recomendadísimo. Siempre se aprende algo, se encuentra alguna cosa, se emociona uno, de alguna manera, con un libro suyo. Es un maestro.

Pues yo no existía; sólo existen los millares de espejos que me reflejan. Cada nueva amistad aumenta la población de fantasmas que se me aparecen. Viven en algún sitio, se multiplican de alguna forma. Yo solo no existo. Sin embargo, Smurov continuará viviendo durante largo tiempo. Los dos niños, esos discípulos míos, crecerán y alguna imagen mía vivirá en ellos como parásito tenaz. Y luego llegará el día en que morirá la última persona que me recuerda. Como un feto al revés, mi imagen también se desvanecerá y morirá dentro del último testigo del crimen que cometí por el mero hecho de vivir. Tal vez una historia casual sobre mí, una simple anécdota en la que aparezco yo, pasará de su hijo a su nieto y así mi nombre y mi espíritu aparecerán de en cuando durante un tiempo más. Luego llegará el fin.(p.134)


Esta cita, de la parte final de la novela, resume perfectamente el argumento y las inquietudes que al autor trata de reflejar. También es una historia de amor, una patética historia de amor no correspondido. Y una historia de "forzados exiliados". O de relaciones humanas. Pero el quid, el núcleo, la materia gris de El ojo, a mi parecer, es ésta. Nabokov va jugando con el lector y también con sí mismo, de forma que trata de explorar la propia vida del protagonista a través de sus ojos "fuera del cuerpo" y de los ojos "de los demás". Parece inquietarle, o al menos interesarle, la imagen que tenemos de nosotros mismos (si es que tenemos una concepción clara, ya que la vida es dinámica, y el ser humano experimenta numerosos altibajos a lo largo de los años, meses, días, horas, minutos e incluso segundos...) y la que tienen los demás. Porque proyectamos una imagen que depende de nuestro comportamiento, de nuestras decisiones, de nuestra forma de actuar, hablar, etc. y de las interpretaciones de nuestros compañeros de viaje en la vida e interlocutores (más o menos fieles, más o menos casuales). De esta forma, en este juego de espejos que es la vida; uno mismo es de muchas y diversas formas, es visto a través de diversos prismas, direcciones, puntos de vistas, y juzgado, por tanto, distintamente. Otro aspecto a destacar es el de la inmortalidad, vista como el no-olvido de la persona, el de una imagen cualquiera de la persona, el de una anécdota, del nombre,... a lo largo de generaciones y generaciones, hasta perderse en el abismo de la desmemoria. A lo que aspira todo artista. En ese sentido: autores como Homero tienen mucho mérito.

Asimismo, me gustaría destacar otras citas, referencias, disyuntivas; que (casi) todo ser humano con capacidad de raciocinio ha experimentado alguna vez a lo largo de su vida.

“La idea de la muerte, que antes me había asustado tanto, era ahora una cuestión intima y simple. Estaba asustado, terriblemente asustado del dolor monstruoso que podía causarme la bala; pero ¿asustado del negro sueño de terciopelo, de la oscuridad eterna, mucho más aceptable y comprensible que el insomnio de la vida?” (p.36)

¿Qué me importaba que fuera estúpida o inteligente, o cuál hubiera sido su infancia, o qué libros leía, o lo que pensaba sobre el universo? Realmente no sabía nada sobre ella, cegado como estaba por ese enamoramiento ardiente que lo sustituye y lo justifica todo y que, al contrario de un alma humana (a menudo accesible y apropiable), no puede ser aprehendido en modo alguno, del mismo modo que uno puede incluir entre sus pertenencias los colores de las nubes a la hora del crepúsculo sobre las casas negras, o el olor de una flor que uno respira incansablemente, con las fosas nasales tensas, hasta la intoxicación, pero sin sacarlo nunca por completo de la corola” (p.97)

“Es terrible cuando la vida real de pronto resulta ser un sueño, ¡pero cuánto más terrible es aquello que uno creía un sueño –fluido e irresponsable- comienza a convertirse de pronto en realidad!” (p.128)


¿Qué es peor: la muerte o la vida? Una vida llena de penurias, sufrimientos, temores, miedos, y por otra parte, capaz de proporcionar las más intensas alegrías, sentimientos, emociones. Excelente también me pareció la descripción del "flechazo", ése que hace que cuando vislumbramos a alguien a priori "especial", inmediatamente o casi, nos hace caer rendido a sus pies. Ocurre un clac en nuestro cerebro, se enciende (¿o apaga?) un interruptor, y sin conocer a esa persona; la adoramos, la tememos, deseamos estar junto a ella toda la vida. Se suele decir que la vida es un sueño, que pasa volando, en un suspiro de la niñez a la vejez; es nuestra memoria selectiva la que acorta los plazos y hace olvidar premeditadamente ciertas situaciones y vivencias. Muchas veces los sueños se vuelven pesadillas y viceversa.

Título: El ojo
Autor: Vladimir Nabokov
Traducción: Mireia Bofill
Editorial: Jucar
135 páginas

lunes, 18 de abril de 2011

Lecturas prestadas (II)

EL LECTOR, de Bernhard Schlink

El lector es una gran historia de amor; pero también una sutil reflexión sobre la condición humana. Lo mejor de esta historia es que no moraliza, o al menos, no lo hace desde un pedestal; ése que se autoatribuyen los charlatanes.

LA SEÑORITA ELSE, de Arthur Schnitzler

Monólogo interior con desenlace trágico y diversas interpretaciones, como todo lo que hace este autor. Retrato psicológico de una adolescente que, podríamos afirmar por primera vez, se ve forzada a actuar como una adulta; en el sentido más miserable de la palabra. En cambio: no parece preparada, la situación le supera; una vez acaba la levedad de la vida la apariencia de seguridad y fortaleza que trata de transmitir desaparece. Muy bien logrado e hilvanado: se masca la angustia de la protagonista, así como el choque de la situación que le está tocando vivir con el de sus valores morales, y la vergüenza (¿e inseguridad?) en la que le sume el quebrantamiento de éstos. ¿Qué es más importante: la familia o la rectitud de pensamiento? ¿En esto consiste la edad adulta; no es sólo un juego (el juego del flirtreo, del amor, de la imaginación, de los sueños, etc.)? Por otra parte: el relato está lleno de contradicciones, muy acorde con la edad de la protagonista (o la condición humana, más bien debería decir), que no sabe lo que quiere (¿o lo sabe demasiado bien? Esa barandilla de mármol frente al mar...) ni cómo enfrentarse a la vida que le toca vivir. Mezcla monólogo interior con acción-conversación. Apenas un brevísimo lapso de tiempo que da para mucho. Precisamente Schnitzler es citado en El lector, como un autor que "ladra pero no muerde".

EL LORO DE FLAUBERT, de Julian Barnes

Excelente biografía que mezcla ficción y no ficción; en la que el narrador adquiere un papel protagonista; en cierto modo parecido a Soldados de Salamina en cuanto a concepto, pero muy distinto en la prosa, la elaboración, en el uso del humor. Un humor muy inglés, negro y ácido, que ronda a lo largo de todo el libro. Así: nos podemos imaginar a Flaubert como un bufón, o como alguien distinguido al que gusta de bromear y hacer el payaso, o como a un genio incomprendido, o como a un niño mimado cómodo con su situación, etc., etc.

martes, 5 de abril de 2011

Lecturas prestadas (I)

EL BAILE, de Irène Némirovsky

Relato breve que muestra el mundo desde el prisma de una niña de 14 años con tremenda verosimilitud. Una niña que quiere ser niña para algunas cosas y adulta para otras. Muestra, también formidablemente, la bajeza y el egoísmo humano: aquí no hay buenos. Y por supuesto, la importancia de las apariencias, el estatus, el dinero, la fama,... La mentira como vía y forma; la farsa que es la vida.


VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN, de Antonio Orejudo

Ingeniosa historia en tres partes: más bien son dos relatos que encuentran nexos de unión para fundirse en novela. El relato dentro del relato dentro del relato dentro del relato... y la experimentación de estilos. Además, una visión de la vida humorística (humor negro) pero sombría, perturbadora e irónica. Creo que le falta algo de fuerza narrativa.

Comienzo espectacular:
Imaginemos a una mujer que al volver a casa sorprende a su marido inspeccionando con un palito su propia mierda. Imaginemos que este hombre no regresa jamás de su ensimismamiento, y que ella tiene que internarlo en una clínica para enfermos mentales al norte del país. Nuestro libro comienza a la mañana siguiente, cuando esta mujer regresa en tren a su domicilio tras haber finalizado los trámites de ingreso, y el hombre que está sentado a su lado, un hombre joven, de nariz prominente, ojos saltones y alopecia prematura, que viste un traje azul marino y lleva sobre las rodillas una peculiar carpeta de color rojo, se dirige a ella con esta pregunta tan peregrina:
- ¿Le apetece que le cuente mi vida?
Otras frases dignas de ser rescatadas:

“Salvó la vida de muchos, cuidó de todos y no quiso nunca que su trabajo se confundiese con la caridad, que de todos los egoísmos, solía repetir, es el más perverso porque se disfraza de altruismo y generosidad” (p.24)

“Si te encuentras ante una disyuntiva piensa que los dilemas morales a la hora de ganar dinero son las trampas que la burguesía coloca en el camino de los escritores con la esperanza de que caigan en ellas y sigan siendo pobres y espirituales hay que negarse a colaborar en la construcción de ese espejismo” (p.74)

“Es cierto que el mundo cambia, es cierto que tú eres vieja, podría incluso aceptar que yo soy una momia, pero las personas... las personas no cambian tanto, Helga, las personas siguen siendo las mismas.” (p.83)

“¿Para qué llevar una vida de trabajo y de honestidad intelectual? ¿Para qué consagrarse a la lectura y al estudio? ¿Para que luego una mala conexión neuronal pusiera en tela de juicio las cuatro cosas, verdaderas o falsas, en las que uno se había ido apoyando para avanzar a trompicones en esta selva de vida?” (p.94)



RETRATOS, de Truman Capote

Capote escribe maravillosamente bien: precisión, variedad de vocabulario, manejo del ritmo y la distancia. Estos relatos son una auténtica joya para dejar volar la imaginación y sumergirte en el pasado no-vivido. Su breve ensayo sobre la belleza (y el talento) (Un grupo de cisnes) es una obra maestra; también me parecieron magníficos Una adorable criatura (sobre Marylin Monroe), El duque en sus dominios (Marlon Brando como protagonista) y Recordando a Tennesse (su amigo, el literato Tennesse Williams).