domingo, 17 de julio de 2016

La escena del baile

La maravillosa escena del baile de la película de John Ford El joven Lincoln, con las mujeres jóvenes con sus vestidos de faldas holgadas y ostentosas, con los hombres jóvenes elegantes y moviéndose al ritmo de la música y de las damas, todo tan mecánico, tan anacrónico; y al mismo tiempo tan bello y tan sublime; ¡y tan impostado!; me ha hecho pensar en la reliquia que todavía persiste a día de hoy: la ceremonia conocida como boda nupcial donde la mujer juega a ser de otra época llevando un vestido ostentoso y antediluviano y el hombre hace de dandy y seductor con su traje elegante, encorbatado, ejerciendo de caballero. A la gente le fascina la idea asociada a la boda, todo lo que la misma celebración lleva implícito, especialmente en el sentido romántico e idealista: momentos inolvidables, jugar a ser de otro siglo, interpretar otras personas, estallar la felicidad en esos instantes. Una celebración anacrónica con un sentido de ser más allá de la tradición, convencionalismos, religiosidad o beneficios materiales.