domingo, 23 de junio de 2019

Kodachrome, de Mark Raso (2007)



Lo sé, es una peli pretenciosa, sentimentaloide, ñoña, ilusoria, cándida, previsible y demás epítetos que se le quieran añadir. Pero me ha gustado. Y me ha emocionado por momentos, como buen bobo que soy. No la considero una gran obra y probablemente no la recomendaría así como así, pero merece mi aprobado (vamos que da para lo que da, pero aún así...). Porque a veces también necesitamos sentirmos reconfortados, pensar en que las cosas saldrán bien, que la vida dará un giro y serás capaz de redimirte del pasado, mirando hacia el futuro con momentos de felicidad compartida. Y esto es precisamente lo que te ofrece este largo, que con un ritmo lento y algún toque humorístico y tierno, consigue captar la atención.

Y por si ello no fuera suficiente, la banda sonora es ejemplar. Sólo por descubrir a un grupo superlativo como Galaxie 500 ya ha merecido la pena.

                                           


lunes, 17 de junio de 2019

Detachment (El profesor), de Tony Kaye (2011)

Está lejos de ser una obra redonda, pero deja tocado al espectador. Podríamos decir que Detachment es una película de Todd Solondz desde la perspectiva de Tony Kaye. Es decir, pesimista hasta el extremo, aunque con otra forma de contarlo. Porque si queda algún mensaje tras esta película es que siempre se impone el egoísmo en nuestras vidas de mierda y que con ser muertos en vida y ser capaces de sobrellevar los problemas ya tenemos suficiente. Podría criticarse el uso de las cámaras, el pastiche que arma (con personaje reflejado en la misma película, autora de obras de pastiche excelentes), empero lo hace con tal talento que suma. Podría criticarse que se queda en la superficie de la mayoría de personajes, pero los enfoca con tal contundencia y falta de compasión que aniquila. Lo mejor de esta película es que rompe con el maniqueísmo intrínsecamente norteamericano de buenos y malos; cada cual ejerce acciones y pensamientos que beneficia o perjudica a uno mismo y segundos. Por ejemplo: vemos al protagonista principal (representado espléndidamente por Adrien Brody) enfadarse como un basilisco, fuera de sí, con la enfermera por llamarle a horas "intempestivas", y asimismo cómo acomete el cuidado de su moribundo abuelo pese a que sabe que abusaba de su difunda madre, y también como ayuda a una joven prostituta para después abandonarla. Y sinceramente, es una pena: el miedo a comprometerse, a permanecer en el mismo sitio, a mostrar debilidad sentimental, a dejarse llevar; probablemente afectado de por vida por sus traumas de niñez. Porque la relación que apenas se establece entre ellos es hermosa; con afecto, cariño y comprensión por parte de ambos, cada uno aporta al otro lo que necesita. Y en cambio no tiene reparos en hacer lo que considera que debe hacer. Dejar todo atrás. Ser un muerto en vida.

De cada personaje podemos extraer similares comportamientos y reflexiones.

El presente es una mierda y no hay futuro.

Me duele el estómago.

Con todas las objecciones que le queramos poner, sigue siendo un peliculón.

(Y uno se enamora de Sami Gayle).




domingo, 16 de junio de 2019

Blanco sobre Negro, de Rubén Gallego

Rubén Gallego es minúsvalido, y lo que al principio parece que va a ser como una novela de Albert Espinosa (¡todo tan bonito y tan bueno y tan mal elaborado!) va alzando el vuelo y muestra sin ostentación, en forma de capítulos cortos que pueden funcionar como relatos independientes -aunque unos tienen que ver con los otros, se va acumulando la información- las penurias y miserias que tiene que pasar un minusválido primero, y un anciano posteriormente (en genérico). Ocurre todo ello en Rusia en los años 70 y 80, pero con salvedades materiales y de gradación principalmente, creo que podría darse en cualquier parte del mundo incluso hoy en día. Con una prosa directa y seca, con cierta similitud con la de Agota Kristof en Claus y Lucas, aunque ciertamente muy alejada en cuanto a nivel literario, sus historias van calando y haciendo mella en el lector.  No es una obra literaria especialmente destacada pero por su contenido y forma de contarlo sí que resulta interesante; quiero decir con ello que no es una obra que recomendarías encarecidamente leer, pero que tras su lectura deja un poso y suscita el pensamiento.