jueves, 26 de septiembre de 2019

El poder de la provincia de Kangwon, de Hong Sangsoo

Un film dividido en tres partes, que va ofreciendo guiños hasta que se conectan entre sí. Lo más llamativo de la primera parte son los colores que aparecen en el film y cómo aparecen: como si de un cuadro de Sorolla se tratara, reflejando luz y vitalidad, en correspondencia con las protagonistas, jóvenes féminas adolescentes. La ropa, la ciudad, los paisajes; todo derrocha vida, creo que es un efecto buscado y conseguido por parte de Sangsoo. Las chicas viajan a Kangwon con el objetivo de divertirse, es decir: visitar algunos lugares interesantes y sobre todo emborracharse y conocer a gente (¡todos hemos tenido adolescencia y postadolescencia!). Pronto conocen a un guardia y Sangsoo nos muestra una cena con las chicas y éste en donde dos de ellas, ebrias, discuten de forma amarga entre sí (como diciendo, no todo es lo que parece, bajo una amistad alegre se esconden envidias y reproches). Una de ellas, la protagonista principal Jisook, acaba tan borracha que apenas puede mantenerse en pie y es el guardia el encargado de llevarla a su caseta, actuando de una forma reprobable una vez dentro, intentando tener una relación sexual con una joven que apenas puede ejercer su voluntad, aunque sí lo suficiente para rechazarle. El director avanza en el tiempo y estamos ante el reencuentro de Jisook y el guardia unos meses después, un viaje romántico y ilusionante que se torna en decepción y fracaso, incapaces de conectar uno con la otra. Quizá los "amores de vacaciones" siempre deberían quedar en eso, no ir más allá en el tiempo; idealizados y románticos.

En la segunda parte del film, protagonizada por un profesor, creo ver influencias tarantinianas, además mostradas desde el principio, con esa conversación en el bar entre dos amigos con música de fondo, hablando sobre amantes (y por añadidura, sexo). En este caso los amigos son treintañeros. Sangsoo nos muestra la vida familiar del protagonista, que tiene mujer e hijo, y que lo que más anhela profesionalmente es conseguir una cátedra fija de profesor. Él y su amigo deciden ir a Kangwon para pasar unos días de vacaciones, y es en el tren donde se nos muestra la primera conexión entre la primera y esta segunda parte del largo, nos damos cuenta que el amigo (escena que también aparece en la primera parte, pero no lo conocíamos) choca con Jisook tras pedir comida. En Kangwon tratan de ligar con una desconocida, quedan en un lugar de la montaña, pero un malentendido (y un retraso por parte de ellos) hará que no se encuentren y poco después, nuestro protagonista se lo recrimine delante de su pareja. Es relevante este hecho porque al final de esta parte leerá que una mujer cayó por el precipicio, la misma mujer, je, mientras el hombre que la acompañaba huyó comprando un billete de avión que iba a comprar justo él; precisamente este rumor ("una mujer se había suicidado en el monte de Kangwon") también aparece en el primer tercio. El realismo mágico de Sangsoo. Imperdible la escena en la que llama a la policía, desde una cabina, para denunciar el asesinato de dicha mujer. Antes también ocurren cosas interesantes, como el adulterio hacia su mujer, ya que no duda en ir a un prostíbulo para conseguir sexo (estriptis, música europea, las rusas las más "cotizadas"). O la simbólica aparición de Jisook con las tejas: "Que mamá tenga salud."

La tercera ocurre mucho tiempo después, de nuevo la influencia de Tarantino (¿podríamos afirmar que este es film más occidental, visualmente hablando, de Sangsoo?) se hace notar con la conversación sobre alcohol y sexo entre profesores en un bar mientras suena continuamente una canción de David Bowie, en la que se entromete Jisook, que trabaja de camarera y fue alumna del profesor. El profesor se queda hasta el final y tienen un encuentro sexual. Lo más impactante llega al final, cuando retorna a su antiguo hogar, el que ocupó con su mujer y su hijo, al que hacía mucho tiempo que no volvía, donde tan sólo sobrevive un pez (simbolismo) de todo lo que dejó. La vida familiar queda destruida para siempre, consiguió su gran anhelo (ser profesor titular en una universidad importante), y entremedias todo cambió. Para bien o para mal.


 


Valoración: 8,5/10

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