viernes, 16 de agosto de 2019

Ahora sí, antes no, de Hong Sangsoo

El planteamiento de la película es original, no en el sentido que no se haya hecho antes (Manoel de Oliveira, por ejemplo, hizo algo similar con una película que representa una obra de teatro cuyo título no recuerdo), sino en el de que hay que ser valiente para atreverse: por resumir: pone en perspectiva dos situaciones repetidas con variaciones en su transcurso; de ahí el título, supongo: antes no, ahora sí. Y es que en la primera representación de las situaciones (pongámonos en situación: un famoso director de cine independiente (¿alter ego de sí mismo?) trata de ligar con una desconocida en una ciudad nueva a la que ha llegado un día antes para presentar su película y dónde no conoce a nadie) vemos como todo transcurre con torpeza, sin confianza, está cohibido; y a pesar de que la cosa no fluye como debería existe una conexión evidente, simplemente no termina de cuajar. Supongo que es el antes no. Se repiten las situaciones con variaciones en su desarrollo, ahora el protagonista tiene más confianza en sí mismo (se nota) y la conversación fluye de forma menos embolicada (ahora sí). Aún así, en ambos casos se dan situaciones que rozan el patetismo, incluso puede que más en la segunda: me refiero principalmente a las escenas del bar: una por pánfilo y no saber qué decir, la otra por teatrero y embaucador. A pesar de la torpeza de la primera historia, el rechazo definitivo de la dama se da en las postrimerías de la noche: cuando descubre que ha usado un truco a la hora de evaluar su arte (y que está casado). El momento decisivo de la segunda historia diría que es cuando se entera de que se ha desnudado frente a sus amigas (mientras ella bajaba el ciego); ese tipo de locuras la hacen reír y le atraen. De todas formas, en ninguna de las historias alternativas entre sí llegan a las relaciones sexuales, el culmen de toda relación ocasional si así puede decirse: la primera porque ella no quiere, la segunda porque ella no puede y después él ya no quiere (a pesar del aprecio que probablemente dure toda la vida; ¡no le gusta el cine y está decidida a hacerse fan de sus films!). A su vez, se nos muestra cómo repercute el éxito y fracaso social/sentimental en las relaciones con los demás: en la primera historia el director está irascible y deja plantado a quien le ha llevado a dicha ciudad en la ronda de preguntas porque piensa que es un esnob y charlatán; en la segunda se les ve tan campantes charlando entre sí (¡aunque sea el mismo esnob charlatán!). Personalmente, a pesar del desenlace y del título, no me queda claro si Sangsoo se decanta por una forma u otra, y me choca que en la triunfante haya una serie de trampas, como la escena en el estudio donde el protagonista da su opinión sobre la pintura de la chica, que coincide con lo que ella le contó a él en el primer relato. Fuera como fuere, aunque a veces uno pueda dudar de si le están tomando el pelo, es un film que merece la pena ver.



Nota: 7,5/10

PS: Choca ver cómo los coreanos del sur se emborrachan en casa poniendo las bebidas alchólicas en ¡cuencos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario