domingo, 13 de octubre de 2019

Noche y día, de Hong Sangsoo

Posiblemente sea el largo de Sangsoo más convencional -de los que he visto-, salvo por su duración (alrededor de 145 minutos), y el que menos me ha gustado, pero paradójicamente el que más perdura en mi memoria. El más sobrio y sólido, aunque lejos de la genialidad de otros de sus films. Quizá influya en mi valoración el que el protagonista principal no termina de llegarme como espectador, incluso diría que no logro empatizar con él, y que por momentos me aburre. La obra narra de las peripecias de Sung-nam en París (tras huir de EEUU, se nos dice, por miedo a que le encausen por haber fumado marihuana), una especie de Casanova à la coreana, que se ve envuelto en una relación de amistad/atracción/sexo/amor a tres bandas. Interesante cómo muestra cómo la comunidad de coreanos se agrupa, se relaciona y a veces se ayudan unos a otros, no obstante nuestro protagonista es un hombre independiente y solitario, que echa de menos a su mujer en Corea del Sur, se nos dice que un pintor de renombre en su país aunque en el film no le vemos tocar ni un mísero pincel. Vemos sus idas y venidas en la comunidad coreana de París, con episodios dramáticos como cuando conoce a una antigua novia suya (sobre todo por lo que sucederá después), la ciudad es un escenario pero también un protagonista, primero a través de su relación con Hyun-ju (familiar del tipo que le hospeda) y sobre todo con la compañera de piso de ésta Yu-jeong, de la que aparentemente se enamora perdidamente. Y es este triangulo amoroso el que ocupa la parte más interesante del film; ya que a Hyun-ju le gusta Sung-nam, pero éste está interesado en la "loca" Yu-jeong. La trama está muy elaborada y podemos llegar a preguntarnos si al conseguir por fin acostarse con ella el amor imparable se disipa. Es cierto que su mujer en Corea del Sur le dice a través de conversación telefónica (falsariamente) que está embarazada y éste decide volver a su país, no queda claro si por sentido de la responsabilidad o si por haber conseguido su objetivo. En caso de ser lo segundo (por lo que me inclino) no difiere tanto de un amorío de verano, ya que pese a las estrecheces económicas, podemos inclinarnos a pensar que Sung-man se encuentra como si estuviera de vacaciones. Las palabras, los sentimientos,  la complicidad, se ven relegados a un segundo plano. Ha habido sexo. Por fin: objetivo cumplido. Ya en su país hará como si nada hubiese sucedido y aceptará de buen grado el falso embarazo de su mujer.

Sin duda el personaje más atractivo del largometraje es el de Yu-jeong (y aquí podemos intuir ecos de Midori en Tokio Blues, la novela de Murakami), que vive una vida entre real e imaginaria; resulta chocante cuando nos enteramos (a través de las vivencias de Sung-nam) que no estudia Arte en la Universidad y que la tiraron por plagiar un proyecto; proyecto que antes se nos muestra es su gran motivo de orgullo. ¿Hasta qué punto es Yu-jeong consciente de su mentira? ¿O es cinismo? No lo creo, porque en todo momento vemos a una chica muy vivaz, espontánea, bella, etc. y sus sentimientos sí parecen verdaderos, ¿lo son?



Valoración: 6,5/10

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