domingo, 6 de octubre de 2019

Nobody’s Daughter Haewon, de Hong Sangsoo

Una chica que ya es mujer y su madre. La misma chica y un profesor de instituto. Una ruptura. Amor, celos, rumores, en una de las clásicas películas elípticas de Sangsoo que trata de mostrar, en síntesis, aspectos de las relaciones humanas, con esa atmósfera un tanto nebulosa, entre sueño y vigilia, típica del director. ¿Hasta qué punto llegamos a conocer a nuestra madre? ¿Una vez uno se hace adulto puede cambiar nuestra perspectiva de ella? Ante la marcha del país de la madre deciden visitar la escuela de su infancia, pasar los últimos momentos antes de su partida juntas, hacerse confesiones y valoraciones, dejar el testigo. En aquel lugar hay un motelito que es donde la protagonista se acostó por primera vez con uno de los profesores de la universidad y comenzó su relación sentimental. Sangsoo nos muestra momentos claves de ésta, así como lo quebrazida que puede ser una relación sentimental y cómo de insospechados y ridículos pueden ser los celos. Porque sentirse herido por la relación anterior de tu actual pareja (¿cómo pudo estar con ese pánfilo?) es rídiculo. Se llega al límite elástico de la relación y ya no hay vuelta atrás, por muy patéticos o desesperados que sean los intentos de recuperar los perdido. El final también parece reflejar la exhuberancia de la juventud; la protagonista tendrá tiempo para amar y tener encuentros, en cambio, ¿qué le quedará al profesor?



Valoración: 7,25/10



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