sábado, 17 de agosto de 2019

En la playa sola de noche, de Hong Sangsoo

Siendo la segunda película que veo del director quedan claras varias cosas: la importancia que da al alcohol y el tabaco en la sociabilidad (fiel reflejo de la vida; casi se diría que es europeo), su cine es eminentemente conversativo y naturalista (no busca grandes efectos, sino reflejar el interior de los seres humanos a través de las conversaciones y acciones), su naturaleza elíptica (no le importa cortar las historias sin desenlace claro, la vida sigue). En algunos momentos puede llegar a recordar al cine iniciático de Kieslowski, aunque el de Sangsoo es mucho más calmado y pausado. La gente que muestra no lucha por ideales generales, sino por sobrevivir y vivir el día a día, casi se diría que están desesperanzados o asimilidados a los tiempos modernos (del primer mundo). Porque quizá una de las cosas que mejor refleja En la playa sola de noche es eso: plantear qué hacemos con nuestras vidas, desde un sentido nada catástrofita y levemente existencialista, sin excesivo drama (aunque la protagonista Younghee cuando se pone seria es de armas tomar).

Existen tres partes claramente diferenciadas: en la primera vemos a Younghee a su llegada a una ciudad de Alemania (leo que Hamburgo) y las acciones cotidianas junto con una amiga suya (mayor que ella) también surcoreana. Contrasta la comunicación que se establece entre ellas: la tranquilidad de que hablando en su idioma nativo en una ciudad europea nadie las va a entender: poder hablar de absolutamente todo lo que te de la gana, sin cohibirse, aun estando rodeadas de innumerables personas (aunque... ¿por qué se pone rojo como un tomate el chico del que hablan en la sala de espera?). En estas conversaciones se va dirimiendo el peso de sus vidas: Younghee es una actriz que está(ba) ennoviada con un famoso director de cine, a su vez casado: parece que viaja a Europa para huir de la presión mediática y social: aunque tiene la esperanza de que el director se reúna con ella (en un momento, tras dibujar su rostro en la arena de la playa, se pregunta: ¿estará él pensando en mí como yo pienso en él?). Por su parte, la amiga necesita la soledad para vivir aunque en el fondo le gustaría ser tan atrevida como Younghee. No carece de momentos cómicos: aparte del mencionado cuando el hombre del que están hablando se pone rojo como un tomate (según la conversación); también hace soltar carcajadas cuando están reunidos con unos amigos alemanes y va a la cocina y recrimina a su amiga que no hable, ¡que ella no sabe qué mas decir!. El final de esta primera parte es un poco obscuro: un hombre que les está rondando desde antes se la lleva en brazos de la playa a la que acude: ¿representación de su país, que la insta a volver?

En la segunda la protagonista ya se encuentra en Corea del Sur, concretamente en una zona poco habitada (¡no está preparada para Seúl!), que parece ideal para desconectar. Allí se encuentra con unos antiguos amigos, al principio la situación es un poco torpe, como pasa a veces cuando estás mucho tiempo sin ver a una persona; y poco a poco se va animando. Especialmente memorable y desternillante la escena donde la novia de uno de los amigos de Younghee se enfada con él porque le está diciendo que "son sólo amigos" (la novia no está en la conversación, escucha desde lejos). No te lo esperas, y resulta genial. Se reúnen a cenar y la conversación es distendida y profunda: hablan  sobre el amor verdadero, la belleza, la atracción sexual, la capacidad o no para amar, el paso del tiempo, etc. La tercera parte es cronológicamente continua a la segunda (de forma que se podría considerar sólo una, como hace el director): Younghee decide pasar la noche en un hotel: allí se encontrará con antiguos compañeros de trabajo y más adelante con el director del que estuvo enamorada. Resulta fascinante el patetismo con que refleja el (des)amor en la conversación mantenida; Sangsoo parece decirnos que el ridículo es consustancial al amor.

Un film de una gran belleza visual y sensitiva, conmociona por el retrato de las emociones.



Nota: 7,25/10.

PS. Escena entre cómica y tétrica es la del hombre en el balcón de la habitación del hotel, al que parece que no ve nadie. ¿Es el mismo hombre de la primera parte del film? ¿Humor absurdo (ver cómo limpia los cristales) o pretende ir más allá?

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